Como en otros casos de transmisión vírica, el contacto con materia fecal, usual en menores de 5 años por vía “ano-mano-boca”, incrementa el riesgo de contraer un tipo de infección endémica de todo el mundo, y que a diferencia de bacterias o parásitos no discrimina significativamente entre distintas sociedades en función de su desarrollo o progreso tecnológico.
Los rotavirus, pertenecientes a la familia de los reoviridae engloban a seis grupos distintos de microorganismos con características comunes. Tan sólo los grupos A, B y C tienen la capacidad de infectar a humanos, y de ellos el rotavirus tipo A es sin duda el más extendido y común causante de la gastroenteritis viral aguda que padecen en algún momento prácticamente todos los menores de 4 años.
Su gran difusión en el medio y baja dosis infectiva, propicia el gran número de brotes asociados a rotavirus. Transmitido a partir de las heces del portador infectado (frente a una dosis infectiva de 10-100 partículas virales infecciosas (PVI) , el portador libera en una deposición ordinaria alrededor de entre 10.000 y 100.000 PVI), el virus accede al organismo del menor a través de alimentos manipulados en condiciones inadecuadas de higiene (especialmente por parte de cocineros y personal de guarderías, así como por las propias madres o responsables de alimentar al menor).
Pese a que un choque térmico de 70º C en alimentos cocinados inactiva el virus, es la manipulación posterior (manos contaminadas tras ir al baño y deficientemente lavadas y desinfectadas, contaminaciones cruzadas con instrumental en contacto con materia fecal, etc.), la responsable del elevado número de episodios registrados, junto a otros factores que determinan en última instancia el contacto del menor con la materia fecal (llevarse a la boca juguetes o manos. contaminadas por contacto con restos fecales).
El rotavirus tipo A tiene un periodo de incubación de 1-3 días. Los síntomas, que comienzan habitualmente con vómitos y fiebre baja, derivan a partir del segundo día en dolor abdominal y diarrea severa acuosa que puede prolongarse hasta un total de 8 días. La deshidratación en el caso de menores, requiere hospitalización en el 50% de los casos, por incapacidad de reposición mediante dieta del líquido eliminado y puede resultar mortal de no acudir a tiempo.
Conocida como Diarrea de Invierno, por la estacionalidad de este tipo de gastroenteritis (más frecuente en los meses de noviembre a abril), los menores de 5 años que la padecen pueden desarrollar cierta intolerancia a la lactosa, y adquieren una inmunidad natural parcial que los protege de rotavirus en la etapa de adultos. Otros grupos de riesgo son las personas mayores, inmunodeprimidos y neonatos.
Pese a no estar incluida en el calendario infantil de vacunaciones ni en el sistema de financiación del Sistema Nacional de Salud, en España se comercializa una vacuna de administración oral en 3 dosis (RotaTeq®), capaz de prevenir hasta en un 90% el contagio con este común tipo de virus. La primera dosis debe ser administrada entre los 45 y los 90 días de edad, y las siguientes con un espaciamiento de al menos 30 días (2, 4 y 6 meses).
Aunque los efectos secundarios de la vacunación son mínimos se han descrito algunos episodios (1:20.000) de invaginación intestinal, obstrucción del intestino que suele requerir hospitalización e incluso cirugía.